El milagro de un viaje encantado a los bosques de Eslovenia
Pronto entramos en la primavera de los bosques de Eslovenia. Como cada año en marzo nos escapamos durante una semana a uno de esos rincones perdidos y ocultos de un país lleno de oportunidades para cualquiera que sepa valorar la naturaleza y en especial para el fotógrafo de paisaje pero también amante de la etnografía y el viaje a la esencia del mundo rural, anclado aquí en décadas anteriores.
Eslovenia tanto en primavera como otoño nos concede una muy grata experiencia para todos los que buscan una inmersión real en una naturaleza forestal a la que se accede a través de un entresijo de pistas que transcurren bajo bovedas naturales interminables de hayedos y coníferas. Bosques mixtos habitados desde 800mts a 1200mts de altitud, de uno de los plantígrados más sorprendentes y comunes, el oso pardo o Ursus arctos, cuyas huellas y rastros estan presentes en sus pasos diarios y nos permiten sentir muy de cerca y oler el mismo hábitat y ecosistema de éste esquivo y astuto mamífero que puebla todo el sur de Eslovenia y norte de Croacia.
La inmersión en el paisaje de los bosques y lagos que rodean nuestro campo base, es total y regada además por la hospitalidad de una familia noble de la zona, y cuya “ecofarm” nos permite conocer su gastronomía local y nos sirve de epicentro de cada una de las salidas y localizaciones, todas ellas cercanas y con un sinfín de posibilidades para el paisajista de cualquier nivel.
Cañones, barrancos, bosques a las orillas del lago, sus nieblas y atardeceres son objetivo principal de nuestras cámaras, de forma cómoda y con un acceso fácil, siempre hasta el punto que fotografiamos como en todos y cada uno de nuestros viajes fotográficos.
La primavera de Eslovenia y esa semana en concreto que aprovechamos año tras año, nos da oportunidad de visitar incluso lugares idílicos algo más alejados, apenas una hora hacia el norte, para redescubrir en Bled o Bohini, un paisaje alpino, sin turistas y lleno de sensaciones que invitan a la recarga de nuestra batería más importante, la actitud de cara al itinerario de cada cuál en su día a día. Un viaje en el que la fotografía nocturna en Lubliana también son parada obligada, nos permite un recorrido por la arquitectura de cuento que la capital eslovena posee.
Los valles que rodean nuestro campo base, en Cerknica, situado a tan sólo una hora y pico del aeropuerto de Trieste, a donde volamos desde Barcelona, nos dan rapido acceso a uno de los bosques mas sorprendentes y mejor conservados de Europa.
Si te apetece escapar al silencio del bosque y consumir una fantástica experiencia vital no material, durante una semana del 13 al 20 de marzo de 2020, aún estás a tiempo. Con seguridad te lo has ganado, y la recarga que ello conlleva, seguro que también. Nosotros ya estamos deseando volver para reencontrarnos con ese milagro que es, el de poder redescubrir sus bosques y lagos con total calma para seguir capturando con nuestra retina y sentidos restantes la magia de la naturaleza, capaz de sanar cualquier desajuste al que nuestro trabajo diario nos somete a lo largo del año.