Disparar, técnicas de la fotografía
Durante los primeros 5 capítulos del libro “Fotografía de viajes, el mundo tu cámara y tú”, abordo la primera fase de la fotografía de este genero, principalmente equipamiento, imprevistos, aprender a mirar y la parte del guión de nuestra mente, es decir la predisposición a ver lo que nos vamos a encontrar.
Esta segunda parte se abordan aspectos de esa técnica basada en la física, para ello vamos a conocer cómo manejar nuestra cámara para obtener un resultado u otro dependiendo de ese juego siempre experimental entre tiempo u obturador y luz o diafragma.
El complejo mecanismo de las cámaras actuales, con sus sensores avanzados, mediciones de luz casi exactas y tecnología sofisticada, nos permite cada vez mejor realizar nuestras fotografías con una precisión y simpleza increíble, cualquier cámara compacta de las que hay en el mercado, realiza un trabajo excelente de captura y medición automática de luz en cualquier tipo de situación. Por ello si es tu caso y dispones de una cámara compacta que no te permite trabajar en MANUAL en donde eliges tú el tiempo y la cantidad de luz con la que vas a jugar, este capítulo al menos espero te sirva para conocer mejor el funcionamiento interno y físico de la fotografía réflex, en donde eres tú quien elige y prueba tomando las riendas de la escena el momento y la luz que se nos presenta en cada caso.
LA LENTE, NUESTRO OJO
Empezaremos con el objetivo o lente, para mi y para muchos compañeros, la parte más importante de la cámara réflex, ya que aunque esta se divide en cuerpo y objetivo la función del cuerpo es más o menos similar en todas la cámaras mientras que el objetivo marcará la diferencia creativa de nuestra composición. El tipo de objetivo angular, macro, zoom o tele, nos va a permitir un mundo completamente diferente al ver a través de ellos nuestra escena, convirtiéndose en la mayoría de los casos en la mejor herramienta de creatividad del fotógrafo.
Tenemos muchos y diferentes objetivos caracterizados cada uno por una distancia focal que determina el campo de visión del encuadre, en el caso de los objetivos grandes angulares de 10mm a 35mm que consiguen un gran angulo de visión, vemos a través de ellos un campo de 65º(con un 28mm) a 95º(con un 10mm) de lo que nuestros ojos ven. Estos nos permiten crear imágenes amplias y en las que el campo de visión es prácticamente total. Un objetivo muy utilizado es el 50mm que abarca el 40º de nuestra mirada, normalmente lo más parecido al ojo humano.
Conforme vamos pasando a objetivos zoom o teles desde 70 a 200mm la amplitud del encuadre de estos se va limitando, ya que aunque nos acercan a un objeto lejano el campo de visión de un 200mm es tan sólo del 10º. Estos objetivos sirven para comprimir la imagen aunque lejana y acercar en ese 10º de un encuadre lleno de ese detalle.
Por tanto esa distancia focal nos va a determinar primero el campo de visión que vamos a poder fotografiar y segundo la profundidad de campo, que es la nitidez desde nuestro punto o primer plano al fondo de la imagen.
Una vez entendemos que dependiendo de la distancia focal que trabajemos vamos a tener más o menos campo de visión podemos decir que para según que tipo de fotografía o situación nos enfrentemos tener más o menos campo de visión se va a convertir en muy importante. Por ejemplo en callejuelas o lugares pequeños, interiores de iglesias, monasterios, necesitaremos para captar el máximo campo de visión posible una focal amplia, es decir desde un gran angular de 10mm a un 50mm. Para paisaje nos va a dar igual porque vamos a poder fotografiar y practicar con todas las focales que dispongamos, siendo cualquiera amplia o reducida en su campo de visión apropiada para diferentes tomas de cerca y lejos. Uno de los aspectos más valorados de los objetivos es la luminosidad de éstos. El diafragma nos permite modificar la cantidad de luz que vamos a tomar y normalmente cuanto más luminoso es un objetivo, mayor claridad y nitidez de imágenes vamos a sacar, puesto que a más luz menos tiempo de exposición y esto hace que más probabilidades existan de no hacer la foto movida.
Un teleobjetivo como el Nikon 80-200mm-f/2,8, que es uno de los que yo utilizo y cuya luminosidad es de f/2,8 nos permitirá que aunque hagamos una fotografía con su distancia focal a tope, es decir a 200mm, tengamos una excelente cantidad de luz, aunque el sujeto que fotografiamos esté bastante lejos. Es fácil que nuestra propia vibración o trepidación al apretar el botón de disparo a esa distancia haga que ese encuadre lejano se mueva por nuestro pulso sin embargo si hay luminosidad suficiente la velocidad del obturador requerida al ser alta congelará perfectamente la imagen y no se nos moverá, eso nos ayuda en la nitidez de la imagen resultante.
La escala de aberturas del diafragma va desde f/1,4, f/1,6, f/ 1,8 las más luminosas a valores como f/22 o f/36 en la mayoría de los casos y cuyo fin es dejar pasar más o menos luz por una especie de cortinillas, para conseguir plasmar con mayor detalle la gama tonal de nuestra escena, es decir que lo que captura el sensor de nuestra cámara sea lo más parecido a la realidad, y es aquí donde empieza nuestra creatividad a jugar, ya que podemos realizar un sinfín de efectos fotográficos dependiendo de estos valores tanto de la distancia focal, como de la abertura del diafragma así como de la velocidad del obturador. Aquí es donde empieza un mundo de sensaciones.
LA PROFUNDIDAD DE CAMPO
La profundidad de campo es un concepto clave para entender la capacidad real de ser creativos simplemente colocándonos a una distancia concreta de un objeto y su fondo para una toma. Esta profundidad de campo se asocia con la nitidez que vamos a ver delante y detrás del objeto que fotografiamos y depende principalmente de la abertura de nuestro diafragma que se encargará de dar protagonismo al primer plano y desenfocar o sacar borroso el fondo o segundo plano.
Un ejemplo claro es la macrofotografía, en la cual hacemos fotos a flores, pequeños insectos y otros detalles. Aunque existen objetivos concretos para fotografía de macro o filtros y anillos de extensión que podemos enroscar en nuestro objetivo, cualquier lente nos sirve para hacer un experimento, que consiste en:
1º- Poner la cámara en MANUAL o Prioridad a la Abertura (AV o A)
2º- Abrir al máximo nuestro diafragma con valores entre f/2,8 – f/5,6
3º – Enfocar al objeto acercándonos a él lo que podamos y disparar.
De manera contraria conforme vayamos cerrando nuestro diafragma para que entre menor luz (f/11-f/18), menos borroso y más nítido se verá el fondo, es decir mayor profundidad de campo tendremos, aunque estemos también cerca del objeto que deseamos sacar en primer plano. Su fondo se irá volviendo nítido conforme vayamos cerrando el diafragma.
Sin embargo también hay otro aspecto que nos va a determinar la profundidad de campo de una fotografía y es el tipo de objetivo con el que trabajamos, normalmente hablamos de la distancia focal por ejemplo con los angulares que son amplios (10mm a 35mm) la profundidad de campo y nitidez delante y detras del objeto será mayor cuanto más lejos estemos situados de ese objeto.
Cuanto más cerremos el diafragma más nítida vamos a sacar la imagen o con mayor profundidad de campo.
Extraído del capítulo 6 de “Fotografía de viajes, el mundo, tu cámara y tú”
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