Crítica de Montañas en armonía por Adrián Pérez de Lonely Wolf International Film Festival
Montañas en armonía (España)
★★★★½
Dirigida por Francisco Javier Fernández Bordonada
«Montañas en armonía», de Francisco Javier Fernández Bordonada, asciende a alturas sobrecogedoras, tanto literal como metafóricamente, ofreciendo una clase magistral de cine documental medioambiental que se hace eco del enfoque reverente de “La cueva de los sueños olvidados” (2010), de Werner Herzog, al tiempo que abraza la urgente conciencia ecológica de »Antropoceno: The Human Epoch» (2018) de Jennifer Baichwal. Esta meditación visualmente suntuosa sobre nuestra relación con los paisajes montañosos se sitúa en la intersección de la observación etnográfica y la defensa del medio ambiente, creando una narrativa que resuena con especial conmovedora en nuestra actual época de crisis climática.
La proeza cinematográfica de la película rivaliza con la de «My Octopus Teacher» (2020), de James Reed y Pippa Ehrlich, pero en lugar de sondear las profundidades oceánicas, Bordonada escala cumbres vertiginosas con una cámara que parece desafiar las limitaciones gravitatorias. Cada fotograma está compuesto con una precisión pictórica que evoca los sublimes paisajes de Caspar David Friedrich, al tiempo que abraza el espíritu ecologista contemporáneo que definió «Fuego de amor» (2022), de Brett Morgen. La experiencia del director en fotografía aérea se manifiesta en secuencias que trascienden la mera convención documental, logrando una especie de fenomenología visual que habla tanto de la majestuosidad como de la vulnerabilidad de estos elevados ecosistemas.
A través de un magistral entretejido de testimonios de expertos y sabiduría indígena, Bordonada construye un rico tapiz de significados que explora tres hilos filosóficos centrales: el concepto de topofilia (la profunda conexión psicológica de la humanidad con el lugar), el impacto del antropoceno en las formas tradicionales de ser, y la dialéctica entre preservación y progreso. Estos temas son particularmente evidentes en una impresionante secuencia en la que las antiguas prácticas de pastoreo se yuxtaponen a la modernización invasora, creando una retórica visual que recuerda la conciencia ambiental de «Aquarela» (2018) de Viktor Kossakovsky.
Los momentos más trascendentes de la película llegan cuando Bordonada permite que su cámara se detenga en silencio contemplativo en la interacción entre la luz y el paisaje. Estas secuencias logran lo que el filósofo francés Gaston Bachelard denominó «tiempo vertical», momentos en los que el tiempo cronológico parece detenerse, permitiendo un profundo compromiso fenomenológico con el espacio. El trabajo previo del director documentando los olivares españoles sirvió claramente de base para este enfoque paciente y observacional, aunque aquí alcanza nuevas cotas de madurez artística.
Para ser su primera incursión en el documental medioambiental, Bordonada demuestra una notable seguridad en su oficio. La excelencia técnica de la película está al servicio de su propósito más profundo: iluminar la precaria armonía entre la cultura humana y los ecosistemas de montaña. En una época en la que los documentales medioambientales suelen caer en el didactismo o la desesperación, «Montañas en armonía» traza un camino más matizado, ofreciendo una profunda meditación sobre nuestra relación con las formaciones más majestuosas de la Tierra. Se trata de un visionado esencial para cualquiera que se preocupe por el futuro de los lugares salvajes de nuestro planeta, y marca a Bordonada como una nueva voz significativa en el cine medioambiental.
– Crítica de Adrián Pérez
Para ver el documental completo ir aquí en FILMIN
Versión original en inglés de la crítica Fuente de la crítica cinematográfica (Lonely Wolf International Film Festival )
Mountains In Harmony (Spain)
★★★★½
Directed by Francisco Javier Fernández Bordonada
Francisco Javier Fernández Bordonada’s “Mountains in Harmony” ascends to breathtaking heights, both literally and metaphorically, offering a masterclass in environmental documentary filmmaking that echoes the reverent approach of Werner Herzog’s “Cave of Forgotten Dreams” (2010) whilst embracing the urgent ecological consciousness of Jennifer Baichwal’s “Anthropocene: The Human Epoch” (2018). This visually sumptuous meditation on our relationship with mountainous landscapes positions itself at the intersection of ethnographic observation and environmental advocacy, crafting a narrative that resonates with particular poignancy in our current climate crisis epoch.
The film’s cinematographic prowess rivals that of James Reed and Pippa Ehrlich’s “My Octopus Teacher” (2020), but rather than plumbing oceanic depths, Bordonada scales vertiginous peaks with a camera that seems to defy gravitational constraints. Each frame is composed with painterly precision, calling to mind the sublime landscape paintings of Caspar David Friedrich, while simultaneously embracing the contemporary environmental zeitgeist that defined Brett Morgen’s “Fire of Love” (2022). The director’s background in aerial photography manifests in sequences that transcend mere documentary convention, achieving a sort of visual phenomenology that speaks to both the majesty and vulnerability of these elevated ecosystems.
Through a masterful interweaving of expert testimony and indigenous wisdom, Bordonada constructs a rich tapestry of meaning that explores three central philosophical threads: the concept of topophilia (humanity’s profound psychological connection to place), the anthropocene’s impact on traditional ways of being, and the dialectic between preservation and progress. These themes are particularly evident in a stunning sequence where ancient shepherding practices are juxtaposed against encroaching modernisation, creating a visual rhetoric that recalls the environmental consciousness of Viktor Kossakovsky’s “Aquarela” (2018).
The film’s most transcendent moments arrive when Bordonada allows his camera to linger in contemplative silence on the interaction between light and landscape. These sequences achieve what French philosopher Gaston Bachelard termed “vertical time” – moments where chronological time seems to pause, allowing for deep phenomenological engagement with space. The director’s previous work documenting Spanish olive groves clearly informed this patient, observational approach, though here it reaches new heights of artistic maturity.
For a first foray into feature-length environmental documentary, Bordonada demonstrates remarkable assurance in his craft. The film’s technical excellence serves its deeper purpose: to illuminate the precarious harmony between human culture and mountain ecosystems. In an era where environmental documentaries often default to didacticism or despair, “Mountains in Harmony” charts a more nuanced course, offering a profound meditation on our relationship with Earth’s most majestic formations. This is essential viewing for anyone concerned with the future of our planet’s wild places, marking Bordonada as a significant new voice in environmental cinema.
– Reviewed by Adrián Pérez