Roncesvalles como antaño
Hoy tocaba de camino a Bilbao, y a pesar de las previsiones, desviarme y entrar al menos unas horas en silencio a redescubrir como antaño, el invierno de ese punto inalterable del Camino de Santiago, Orreaga-Roncesvalles, esta vez de blanco, espeso y alto.
Hasta tres metros se acumulaba la engalanada arquitectura de alguno de sus rincones.