El fin de la Europa unida
Desde el 5 de abril de 2011 en que José Sócrates, anterior ministro en funciones del país luso pidiera la activación de un plan de rescate a la UE y el FMI de 78.000 mill. de euros que serían devueltos en tres años y que no exigirían grandes sacrificios sociales, muchos acontecimientos en tan solo dos años se han sucedido, no sólo en Portugal, sino en otros países, entre ellos el nuestro, España. Lo común a todos, es que han dejado latente, que en las estrategias de la política europea, los calificadores de deuda y los mercados, no sólo hay movimientos de especulación financiera a todos los niveles, sido un fraude encubierto.
Algunos economistas, juristas o estudiosos de la política lo describen como un conjunto de “acciones legalmente ilícitas, inmorales, basadas en la usurpación de los derechos y el poder adquisitivo de las clases sociales menos favorecidas” y que ha llevado al país portugués y otros tantos, a un punto sin retorno del cual es ya muy difícil salir.
Por proximidad e idéntico sistema que nos gobierna, y con una clase política que ha demostrado ser en su totalidad ineficiente y sin escrúpulos, no tardará demasiado en cruzar a nuestras frágiles fronteras, ya que igual que en Portugal, aquí en España es y será fácil seguir sorteando las sentencias que los tribunales constitucionales dicten. Generando recortes inútiles y medidas contrarias a cualquier desarrollo lógico de la economía impidiendo el consumo, el progreso, el futuro de nuestros jóvenes..
Dos años después, y ante todo ello, Portugal ha tenido que salir y protestar en las calles en decenas de ocasiones, manifestarse y gritar enérgicamente en contra de las medidas y recortes que la política les impone, levantar los brazos y seguir coreando consignas que apenas son noticia durante unos días, al igual que la mayoría de “mareas” de otros países en los medios europeos.
En el resto de Europa, no podemos saber hasta que punto esas protestas irán a más, pero viendo a diario las diferentes acciones y medidas de la clase política, de sindicatos y mercados financieros, la troika y otros muchos interesados en dicho sistema que les beneficia pase lo que pase, no esta claro como acabará esto, si ningún tribunal hace justicia ante la barbarie política y financiera y sigan sin pudor desahuciando y dejando a miles de familias en la calle, a su suerte.
No es de extrañar, que más pronto que tarde, lo que hoy denominan, manifestaciones pacíficas, mareas y “escraches” se conviertan en acciones más serias a las que se llega irremediablemente, cuando la mayoría de un pueblo está al límite. Quizá entonces, los hechos, hagan realmente reflexionar a quienes nos metieron en todo esto, teniendo que abandonar la política, sus viviendas y su país, para salvar la vida, ante la respuesta lógica de un pueblo realmente indignado, y dispuesto a lo que haga falta por dar de comer a los suyos y defender lo que durante muchos años han estado honradamente ganando.
Quienes no sabemos de política, aunque protestemos, poco podemos aportar, ya que la democracia, está claro ha dejado de serlo. En los últimos años yo al igual que muchos otros, solo hemos podido contribuir a que al menos quede documento gráfico de todo ello, para que nuestros hijos, nietos, puedan aprender en este episodio de nuestra historia, que es lo que llevó a las clases sociales, a sus padres y abuelos, a todos sus vecinos, a rebelarse y entrar en guerra o guerrilla como antaño, contra sus dirigentes, políticos, financieros y expulsarlos del país, ese que un día tuvo democracia, y que ellos y sólo ellos, arrebataron, por la ambición, la usura y la sinrazón, sin pensar en las consecuencias.