Equipo fotográfico durante el verano en nuestros viajes
Si bien el verano dependiendo a la latitud que nos movamos, por la posición del sol y horarios de amanecer, no es la mejor época para la fotografía, si es verdad que la mayoría, los meses de julio y agosto, son los únicos que tenéis para marchar de vacaciones y hacer un viaje corto o largo de más de una semana a algún destino que hace tiempo estabais deseando por fin poder hacer.
Aunque para cada tipo de viaje necesitamos normalmente un equipo diferente, más ligero si hemos de recorrer lugares concurridos y ciudades a pie, que si vamos a parques o naturaleza en transporte concreto a cada una de las localizaciones, mi consejo siempre es viajar ligeros. El hecho de estar durante los últimos diez años en constante viaje, lo que nos ha enseñado es precisamente ésto. La experiencia es la mejor escuela independientemente de lo que el mercado quiera venderte. No por llevar más equipo, más peso, más objetivos, vamos a sacar más partido al destino que visites. Viajar con lo más apropiado pero indispensable nos ayuda a tener éxito en cualquier viaje con nuestra cámara. Las fotografías las haces tú, y no la cámara.
Viajes largos y destinos remotos
En los viajes largos de más de 8 o 10 días si que es conveniente pensar en la ley de Murphy, y es que si algo puede fallar o perderse, se extraviará o romperá. Por eso es bueno tomar precauciones de qué elementos de nuestro equipo, en caso de fallo, son indispensables y necesitan recambio o alternativa que nos pueda salvar el viaje. Llevar mucho equipo no es la mejor opción, sino todo lo contrario, seleccionar qué equipamiento es el idóneo dependiendo del tipo de paisaje o lugares que vamos a visitar y principalmente del tipo de transporte que usaremos o si tenemos que cargar o no, con esa mochila a nuestra espalda durante periodos concretos.
Energía y baterías
Uno de éstos elementos más importantes es la energía que mueve nuestros equipos fotográficos. De nada nos sirve llevar un buen equipo, cámara, objetivos, si no somos previsores y nos quedamos sin energía. Es decir, llevamos por ejemplo un sólo cargador de baterías. En caso de extravío o pérdida de éste y dependiendo del lugar en el que nos encontremos puede resultar tarea difícil de sustituir durante el itinerario. Mi consejo es llevar a poder ser dos cargadores, el original y otro de repuesto, que además permitirá cargar más baterías en un tiempo menor a la vez. Hoy los tenemos muy baratos y versátiles para todas las marcas y modelos de cámaras que hay en el mercado. Nosotros llevamos muchos viajes (más de cincuenta desde 2009 con Photolocus) usando cargadores duales de PATONA y no han fallado nunca, además de que son compatibles con casi todas las marcas. Otra ventaja es el hecho de poder comprar junto con el cargador, varias baterías extra, por el mismo precio que nos costaría una batería original. Tanto baterías como cargadores son de vital importancia cuando estamos de viaje, tanto corto como largo y la inversión es mínima.
Otro gadget recomendable es un adaptador de corriente con varias salidas USB cuando viajas a lugares que no tienen el mismo enchufe que tus cargadores. Así como un triple o ladrón que es un buen utensilio de viaje. Permite enchufar varios accesorios a un mismo enchufe.
Finalmente y como medida de autonomía los Powerbank actuales tienen capacidades suficientes para cargar cámaras mediante USB o gracias a los cargadores duales USB poder seguir cargando sobre la marcha nuestras baterías así cómo las de los móviles en trayectos largos o lugares que no disponemos de corriente eléctrica. Y si esta situación se va a dar en la mayoría del viaje y tenemos la mayoría del recorrido en vehiculo, la mejor opción es llevar un inversor, que se enchufa a la salida del mechero del coche y nos da la oportunidad de cargar dos enchufes a 220-240v normales y cuatro USB
Objetivos angulares, zoom
Los objetivos ideales para el viaje son aquellos que tenemos. No necesitamos comprar nada ni volvernos locos. Aquellos que más rango focal tienen nos permiten tener más opciones y por ello son los idóneos. Mientras las lentes fijas tienen la mayoría una mejor calidad, en un viaje si deseamos ir ligeros hemos de sacrificar esa calidad a veces, llevando objetivos que alcancen diferentes rangos focales, como son los zoom. Evitamos así ir cargados de objetivos fijos (14mm, 20mm, 24mm, 35mm) y optamos por uno que alcance todos ellos.
Para fotografía de ciudades, patrimonio, arquitectura, pero también para naturaleza el rango más usado suele ser también los grandes angulares o el zoom corto normal como son el 10-24mm, 11-16mm, 16-35mm, 12-40mm o incluso el 18-55mm, al que tanta manía se le tiene, y suele ser uno de los rangos más comunes y ligeros. Estos objetivos nos permiten captar en espacios angostos, ciudades, mercados, la gran mayoría de las situaciones a las que nos enfrentaremos callejeando y si no son demasiado luminosos, podemos usar la sensibilidad ISO de nuestras cámaras que ha mejorado mucho al igual que el rango dinámico para permitirnos prescindir de lentes más luminosas, pero mucho más caras y pesadas. No siempre los mejores objetivos son compañeros ideales de viaje, y ésto es una elección nuestra, de peso.
Objetivos tele y zoom
En los territorios amplios o viajes de naturaleza, los objetivos idóneos serán los zoom medios y tele zoom. Un 24-70mm o un 70-200mm abarcan la mayoría de situaciones, aunque un todo terreno 28-105mm puede salvarnos la papeleta en casi todos los viajes sin tener que cargar con mucho más equipo. Es verdad que pensamos en paisaje y enseguida lo asociamos con los grandes angulares, pero no siempre es así. Cuando fotografiamos paisajes extensos, glaciares, tundras, fiordos, lagos, montaña, hemos de pensar que necesitamos comprimir en plano y para ello necesitamos objetivos tele largos, como un 70-300mm o un 100-400m, y no sólo en el caso de safaris, o fotografía de avifauna.
Los teles largos nos permiten aislar completamente todo aquello que no queremos se incluya en nuestro plano y quedarnos con lo que más nos llama la atención. Por contra el uso de éstos objetivos largos para paisaje va asociado en muchas ocasiones, dependiendo de la hora que lo usemos y por tanto la luz, al uso de trípode cuando hacemos naturaleza, ya que es necesario cerrar algo el diafragma para evitar la profundidad mínima de campo que suelen ofrecer y además cantidad de luz necesaria para poder usarlos, debido a su rango focal extremo y por tanto las velocidades de disparo, que han de ser elevadas si tiramos a pulso o si no es posible, usando trípode para evitar trepidaciones, que deberían ser velocidades siempre del doble de la focal usada. Una fotografía con una cámara APSC como una Canon 7D que hacemos a 400mm (x1.6 =640mm en 35mm) no debería bajar de una velocidad de obturación de vel=1/600 o mejor aún el doble; vel=1/800. Una regla básica para ello, a pesar de los estabilizadores de los objetivos que permiten realmente ir muy por debajo, sería ésta. Disparar siempre al doble de velocidad de la distancia que estamos usando en nuestro objetivo. Independientemente de que hoy por hoy, hay fantásticos sistemas de estabilización en cámara como los de Olympus o Sony que permiten saltarnos esa regla, pero siempre es bueno recordar que nuestro milímetro de movimiento apretando el disparador en el plano que componemos con un teleobjetivo a 400mm, a 200 metros de distancia, pueden convertirse en 5 cm o más de trepidación si no elegimos bien la velocidad de disparo.
Si no tenemos objetivos de gran focal y los necesitamos realmente, por el hecho de ir a un safari o cualquier otro lugar que se necesiten estos planos alejados, existen empresas on-line de alquiler de objetivos que son una alternativa interesante, y mucho mas económica, en los que poder alquilar durante ese viaje el objetivo o incluso equipo completo, asegurado para la ocasión. Lensclub es una de las que hemos empleado alguna vez y es una opción mucho más inteligente que lanzarse a comprar un objetivo de 1800€ para un viaje que ya nos cuesta 3000€ y que además no vamos a usar con la frecuencia que creíamos.
Objetivos todo terreno
Hace ya unos años que publiqué también un post referente a esto. El uso de los objetivos todo terreno tipo 28-300mm que alcanzan rangos focales x 10 o más, se ha extendido y mucho, siendo un compañero ideal para nuestros viajes y con una calidad mucho mejor que en aquel entonces (ocho y diez años atrás).
Tanto las principales marcas, como las de terceros, Sigma, Tamrom entre otras, son marcas que han desarrollado objetivos todo terreno del tipo 16-300mm o 18-400mm y que ofrecen una solución íntegra y ligera aunque evidentemente no de tanta calidad como los mencionados anteriormente, es más que suficiente para el tipo de uso final que hacemos de la mayoría de las fotografías de nuestros viajes, que son álbumes y alguna impresión. Lo único que debemos hacer es no llevarlos a los extremos (300mm o 400mm) y con ello conseguimos una calidad más que aceptable por un precio mucho más equitativo.
Un segundo cuerpo o cámara
He vivido situaciones en los que las únicas cámaras que llevaban los asistentes a alguno de los viajes han fallado y dejado de funcionar. Si esto te pasa el segundo día de viaje es una faena, y la experiencia es que ocurre, más de lo que podemos pensar. Por ello el llevar alguno de los cuerpos anteriores de cámara que teníamos en casa de la misma marca que llevamos es una muy buena opción. En caso de fallo del cuerpo principal, podemos salvar la papeleta de forma rápida y sin lamentaciones.
Otra opción si no tenemos un cuerpo auxiliar de la misma marca, es llevar otro tipo de cámara, bien sea una mirrorless o bridge que me permita seguir disfrutando del viaje y la fotografía. Éstas últimas han tenido que evolucionar mucho y mejorar para poder competir con el creciente mercado de los equipos fotográficos y hoy nos encontramos con muy buenas alternativas con un zoom óptico y rango focal excelentes.
Filtros
Durante muchos años el uso de filtros degradados y de densidad neutra se han ido imponiendo en los fotógrafos de paisaje, pero el equipamiento completo con sus portafiltros, anillas y demás no sólo resulta incómodo, sino muy caro, y al final acaban siendo exclusivamente para viajes muy concretos en los que el espacio y peso no sean problema.
Para la fotografía de viajes, y gracias al rango dinámico cada vez mayor de los sensores, que además es fácil incluso incrementar con un simple horquillado, un simple filtro polarizador o de densidad neutra variable es más que suficiente para conseguir buen resultado. Tanto para el contraste, los brillos, matices en estos meses de verano con luz tan dura, como para las exposiciones prolongadas. Estos filtros circulares, además de ser mucho más económicos, nos evitan tener que llevar un sistema de portafiltros, filtros delicados, fundas especiales o anillas adaptadoras. Una razón de peso y dinero en la fotografía de viajes. Para el paisajista es harina de otro costal.
Trípodes y sistemas de estabilización
Cualquier paisajista sabe que el trípode es un elemento indispensable, incómodo, pesado a veces, por muy ligero que sea, pero sin duda indispensable. Sin embargo hoy en la fotografía de viajes, existen muchas marcas, modelos y alternativas que nos ofrecen, tanto en tamaño y peso opciones muy interesantes, que nos serán útiles sin necesidad de cargar nuestra espalda.
Los trípodes de viaje de carbono son una alternativa ahora mucho más económica. Quién hubiera pensado en conseguir uno por menos de 100€ hace unos años, pues aquí hay alguno de ellos.
Otra opción más ligera incluso son los minitrípodes pensados más para lugares en los que el terreno es más urbano, destinos de viajes a ciudades o fotografía nocturna de éstas.
Tarjetas de memoria
Siempre insisto en que es mejor llevar suficientes tarjetas de memoria que no discos duros externos u ordenadores para poder hacer backups. Hoy tenemos en el mercado tarjetas fiables y con suficiente capacidad para no tener que preocuparnos de ello. Un error es llevar tarjetas de mucha capacidad (64Gb o 128Gb) pues si una de ellas se estropea, el número de días y archivos que perdemos es mucho mayor. Preferible el uso de capacidades de 32Gb o menor 16Gb. Tienen una capacidad óptima y las de gama más alta, con un precio mejor al haber sido sustituidas por las de mayor capacidad.
Aún así tienes gadgets en el mercado como el Kingston Mobile Lite que te permite pasar las tarjetas SD usandolo como router entre tu smartphone y el dispositivo para ir guardando tus tarjetas en pendrives o discos duros SSD alternativos a diario, en caso de viajes muy largos o sesiones de muchas fotografías tipo time lapse o para video, que ocupa mucho más espacio. Si no es así, el precio de las tarjetas de 32Gb está muy bien y a veces ni siquiera merece la pena cargar con más.
Viajes cortos y equipo mínimo
Los viajes cortos son aquellos en los que las probabilidades de que se nos rompa algo del equipo son mucho menores y en los que a pesar de tomar algunas de las precauciones mencionadas al principio de éste post, podemos tomarnos la libertad de llevar mucho menos equipo, aunque ésto siempre va directamente relacionado con el tipo de fotografía que vamos a realizar en las localizaciones que visitamos. No es lo mismo abarcar en un viaje largo escenarios muy distintos, fauna, naturaleza, retratos, ciudades, paisaje, nocturna, arquitectura, etc que un destino que sabemos dura cuatro o cinco días y es únicamente de ciudad, en donde una cámara discreta, ligera y con una focal media (24-105mm) nos puede servir como gran aliado.
Los equipos mirrorless en este aspecto han sido claros vencedores de la gran mayoría de usuarios que por relación, calidad, peso y movilidad han optado en los últimos años por dejar aparcados sus pesados equipos y viajar de una forma diferente con sus cámaras disfrutando igualmente de la fotografía. Mientras hace unos años la proporción de viajeros que usaban equipos sin espejo era mínima, actualmente tanto en la fotografía viajes como en la de naturaleza ésto ha cambiado notablemente. El paso a las cámaras sin espejo, con todas sus ventajas y alternativas ha sido para muchos un forma diferente de viajar más centrada en las posibilidades de nuestra manera de ver y mirar que en la cantidad de aparatos que ántes era necesario llevar. Cuerpos y objetivos mucho más livianos son una alternativa idónea para cualquier viaje, tanto largo como breve, pues la calidad de los sensores actuales y las cualidades de los cuerpos estabilizados sin espejo no sólo igualan a las anteriores sino que en muchos casos han dejado atrás nuestros antiguos equipos réflex.
Smartphone
No puedo dejar de incluir como elemento clave del viaje, nuestro smartphone y todo lo que las apps nos aportan como viajeros. Desde las aplicaciones concretas para itinerarios, reservas, mapas, previsiones de tiempo, planificación de localizaciones, luna, vía láctea, posición del sol a cierta hora etc, como de herramienta de geolocalización de todo nuestro itinerario o ayuda en la búsqueda de información gracias a su conectividad a internet.
El smartphone además se convierte en muchas situaciones en las que la cámara no está permitida, en una cámara ligera, discreta alternativa que llevamos encima, mucho más luminosa que la mayoría de objetivos que portamos, y que posee más que suficiente calidad para guardar un buen recuerdo del viaje que hacemos en un fotolibro o con algunas impresiones o ampliaciones después del viaje. No usarlo, es infravalorar, y no querer avanzar y evolucionar con los tiempos, que hoy nos ofrecen una potente herramienta de muchos precios y al alcance de todos.
Espero que os sirva de ayuda. Buen viaje y disfrutar del verano y la fotografía viajando si es posible ligeros 😉