Los renglones torcidos de la sanidad pública española
Todos nos hayamos inmersos en un “estado de alarma”, o confinamiento, obligado por las autoridades de cada país. La necesidad de permanecer en nuestras casas en cuarentena, es de obligado cumplimiento, pues la mejor manera de parar el contagio masivo de esta pandemia, pasa por ahí, con el aislamiento y la obediencia a las normas que se van dictando.
Estos días podemos ver en los medios nacionales gran variedad de cortinas de humo y mucho sensacionalismo, pero en especial en las redes sociales, plataforma global de comunicación de todo tipo de ciudadanos, donde la censura es menor y los intereses son mucho más variados, leemos desde denuncias ante situaciones reales, testimonios dantescos o algunas muestras de humor y esperanza o apoyo incondicional ante la que se nos avecina. Destacan las muestras de agradecimiento a los sanitarios que están en el frente de esta situación y que están siendo muy elocuentes, pues ha quedado al descubierto, esos renglones torcidos de la gestión sanitaria española a pesar de todas las cortinas de humo, que nuestra sanidad pública padece en este momento. Una sanidad pública de todos, que es mucho más vulnerable de lo que pensábamos, pues en la actualidad los profesionales no cuentan con los medios que debían tener, por la pésima gestión de quienes ordenan y mandan el sector público sanitario.
A pesar de tener uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, gracias a profesionales muy cualificados y de un gran valor para la sociedad española, durante las últimas décadas las medidas políticas en materia sanitaria han sido poco acertadas, con recortes muy importantes en investigación, personal, en leyes de dependencia, con listas de espera de pacientes que deben esperar meses para pruebas médicas de importancia vital y lo más importante, pero lo más denunciable es la escasez de medios y recursos que son elementales para la labor diaria de nuestros médicos, algo ésto último que ahora nos pasa factura en momentos en los que esos medios son vitales para salvar a personas infectadas con esta pandemia del COVID-19 o coronavirus.
La falta de previsión, tardanza en tomar medidas urgentes, inacción, caso omiso a los profesionales e investigadores en la materia o la toma de decisiones equivocadas por personas no capacitadas para desempeñar sus funciones de estado ha llevado al caos a decenas de hospitales en el país, que se están viendo desbordados y cuyo personal se ve como soldados en el campo de batalla con pistolas de agua, sin recursos suficientes para dar cabida y solución al creciente número de pacientes infectados que llegan a sus hospitales.
Quienes conocemos o nos toca de cerca, amigos que están trabajando en los hospitales, familiares, primos, hermanos, pareja, nos preocupa e indigna esta injusta situación a la que hemos llegado, en la que los médicos siguen siendo aún en estos momentos en los que la pandemia no ha llegado a su punto más álgido, trabajadores de tercera, sin recursos y medios suficientes para atenderla como es debido, en primera línea tratando de solucionar una situación muy grave de salud pública, a costa de seguir poniendo en riesgo aún más sus vidas y la de sus familias.
Poco podemos hacer quienes no ordenamos ni mandamos ningún estamento público en dicha materia, excepto dejar testimonio escrito, denunciar y dar a conocer lo que nos trasladan nuestros amigos y familiares que están viviendo esta pesadilla que esperemos pronto se acabe y nos haga reflexionar en un futuro de la importancia de tener gente capacitada en puestos de responsabilidad y de la necesidad de modificar muchas de las leyes actuales en materia sanitaria que han llevado a esta situación lamentable e injusta para quienes trabajan en ella, y para los que todos los meses pagan al estado con su trabajo y esfuerzo por una sanidad pública de calidad.