Mirar hacia el frente y nunca atrás
Después de casi tres semanas de viaje, por Madrid, Soria, Barcelona, Navarra y Aragón, y aunque cansado de tanto kilometraje (creo que han sido casi 3.500km…!!!) como siempre las personas que vuelves a ver en cada lugar y las nuevas que vas conociendo, son la gran recompensa y el punto de inflexión.
Hablaba estos días con un gran amigo que ha perdido su trabajo, con familia numerosa y el agua al cuello del día a día, como tantos casos que tenemos en la actualidad cercanos. Después de trabajar casi 12 años para la empresa, su extinción de contrato ha sido rápida y con pocos argumentos. La situación actual de su sector, el transporte, cae vertiginosamente como tantas otras dentro de la espiral del sector servicios, y por mucho que busca, no encuentra ni de lo suyo, ni de nada. Esto es algo muy común en la actualidad. Además el hecho de vivir en la gran urbe, Barcelona en este caso, acrecienta de manera palpable el insostenible nivel de vida que las ciudades exigen.
Quienes vivimos en pueblos pequeños, en mi caso con poco más de 2.500 habitantes, sabemos que además de calidad de vida, el coste de transporte, impuestos y en general consumo diario, baja de manera considerable, pero además de ello, todavía hoy, nos permite oler cuando vamos a por el pan, a roble y olivo de las chimeneas y saludarnos con quien nos cruzamos.
Es curioso, pero así lo creo firmemente después de conocer muchos otros lugares encantadores, casi despoblados y en vías de extinguirse en el medio rural, (ejemplo: Huesca o Teruel) que la falta de familias, de niños, de habitantes principalmente, haga desaparecer uno tras otro pueblos llenos de posibilidades y en los que durante siglos, con muy poco se ha podido vivir, y vivir además bien.
Aunque mis consejos para este amigo, ahora aquí compartidos, puedan parecer una gran reto, a veces el riesgo de marchar al pueblo, puede tener más ventajas que inconvenientes. La economía rural, hoy basada principalmente en el sector turístico, artesanal, ganadero o de servicios tan demandados como el de fontaneros, electricistas, pintores etc…ofrece a familias como ésta, la posibilidad de pagar un pequeño alquiler por asentar su lecho familiar en estas localidades para asegurar su futuro, muchos Ayuntamientos ya lo han hecho. Personalmente conozco a bastantes familias jóvenes y con hijos que así lo han hecho, y hoy saben que tomaron una de las mejores decisiones de su vida, por mirar al frente y nunca atrás.